El Tiempo y la Oportunidad


Este cuento refuerza valores como la responsabilidad, la puntualidad y el aprovechamiento del tiempo, mostrando cómo estas cualidades pueden llevar a una vida exitosa y plena."

Había una vez en un pequeño pueblo dos amigos, Pablo y Luis. Pablo Obédient era un niño muy obediente que siempre hacía sus tareas primero y luego jugaba. Sabía que hacer lo importante primero le traía beneficios, como más tiempo libre y menos preocupaciones. Por otro lado, Luis Juguéton siempre posponía sus deberes, prefería jugar y dejar para después lo que consideraba aburrido o difícil.

Un día, la maestra les asignó un proyecto muy importante que debían entregar en una semana. Pablo comenzó a trabajar en él de inmediato, mientras que Luis decidió que aún había tiempo y se fue a jugar al fútbol. A medida que pasaban los días, Pablo avanzaba con su proyecto, investigando y aprendiendo cosas nuevas. Luis, en cambio, seguía posponiendo su trabajo.

Cuando llegó el día de la entrega, Pablo presentó un proyecto completo y bien hecho. Luis, apresurado y nervioso, armó algo a último momento, pero estaba incompleto y lleno de errores. La maestra elogió a Pablo por su esfuerzo y dedicación, mientras que Luis recibió una lección sobre la importancia de ser responsable.

Los años pasaron y los dos amigos crecieron. Pablo Obédient se convirtió en un hombre exitoso, con una carrera brillante y una vida ordenada. Había aprendido a valorar el tiempo y a usarlo sabiamente. Luis Juguéton, por otro lado, no cambió mucho. Seguía dejando todo para después, pensando que siempre habría tiempo. Sin embargo, esta actitud le costó caro. No terminó sus estudios y le costaba mantener un trabajo estable. Económica y sentimentalmente, se sentía perdido y sin logros.

Un día, ya adultos, se encontraron en el parque del pueblo. Pablo estaba allí con su familia, disfrutando de un merecido descanso después de una semana de trabajo productivo. Luis estaba sentado solo, reflexionando sobre su vida. Se acercó a Pablo y le preguntó cómo había conseguido ser tan exitoso.

Pablo le respondió con una sonrisa: "Siempre hice primero lo primero. Aprendí desde pequeño que el tiempo es valioso y que postergar las cosas importantes solo trae problemas. Tú también puedes intentarlo, amigo. Nunca es tarde para empezar a hacer las cosas bien".

Luis asintió, sabiendo que Pablo tenía razón. Desde ese día, intentó seguir el ejemplo de su amigo y empezar a darle importancia a lo que realmente importaba. Con esfuerzo y dedicación, poco a poco comenzó a reconstruir su vida.

Y así, Luis Juguéton aprendió que ser responsable y ordenado desde pequeño nos prepara para un futuro mejor. Hacer primero lo primero no solo nos evita problemas, sino que también nos abre puertas a grandes oportunidades. Y aunque a veces parezca difícil, el cambio siempre es posible si estamos dispuestos a intentarlo.

Fin.