El río y la montaña de Valentina



"A través de la historia de una niña que supera las dificultades para tocar el violín, este cuento enseña que con esfuerzo y determinación, cualquier sueño es alcanzable. "El río y la montaña de Valentina" es un cuento sobre la perseverancia y la confianza en uno mismo."

Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos cristalinos, una niña llamada Valentina. Era conocida por su gran imaginación y su espíritu aventurero. Sin embargo, había algo que Valentina encontraba particularmente difícil: aprender a tocar el violín.
Cada día, después de la escuela, Valentina se sentaba a practicar. Las notas musicales se entrelazaban en el aire, algunas dulces y claras, otras desafinadas y erráticas. A menudo, cuando las cuerdas emitían un chirrido en lugar de una melodía, Valentina sentía una vocecita en su cabeza diciéndole: "Deja de intentarlo, nunca lo lograrás".

Pero Valentina tenía un sueño. Ella quería tocar el violín en la gran fiesta del pueblo que se celebraba cada año, donde todos los habitantes se reunían para compartir música, comida y alegría. Valentina deseaba ser parte de esa tradición, crear recuerdos que perdurarían para siempre.

Una tarde, mientras practicaba, Valentina se frustró tanto que estuvo a punto de rendirse. Fue entonces cuando su abuela entró en la habitación. La abuela de Valentina era una mujer sabia y gentil que había viajado por todo el mundo y conocía muchas historias.

"¿Puedo contarte un secreto, Valentina?" dijo su abuela con una sonrisa. "Cuando era joven, yo también quise aprender algo muy difícil. Quería aprender a pintar. - ¡Pero abuela! si tu eres ¡la mejor pintora del pueblo!. - Jajaja, sí - dijo su abuela con una sonrisa. - Pero no siempre fue así. Cuando era pequeña, cada vez que tocaba el pincel, parecía que solo hacía un desastre. Entonces, un viejo pintor me dijo algo que nunca olvidé: 'La perseverancia es como un río que fluye. Puede que no mueva la montaña de un día para otro, pero con el tiempo, incluso las rocas más duras se suavizan'".

Valentina reflexionó sobre las palabras de su abuela. Decidió que no dejaría que la voz de la duda la detuviera. Cada vez que pensaba en rendirse, recordaba el río y cómo, con paciencia y constancia, podía lograr cualquier cosa.

Los días pasaron, y Valentina continuó practicando. Con cada nota que tocaba, su confianza crecía. La música comenzó a fluir más naturalmente, y la vocecita de la duda se hacía cada vez más débil.

Finalmente, llegó el día de la fiesta del pueblo. Valentina subió al escenario con su violín. Miró a la multitud y, por un momento, sintió miedo. Pero entonces recordó el río y la montaña, y comenzó a tocar.

La música de Valentina llenó el aire con una melodía clara y hermosa. La gente se detuvo para escuchar, y pronto, todos estaban sonriendo y aplaudiendo. Valentina había logrado su sueño, no solo por su talento, sino por su determinación de nunca rendirse.

Después de esa noche, Valentina se convirtió en un ejemplo para todos en el pueblo. Su historia inspiró a otros niños a seguir sus sueños, sin importar los obstáculos. Y así, Valentina demostró que con perseverancia y fe en uno mismo, se pueden mover montañas.
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Este cuento nos enseña que la perseverancia es la clave para superar las dificultades. Valentina, con su actitud positiva y su negativa a rendirse, logró no solo alcanzar su objetivo sino también inspirar a otros. La vida está llena de desafíos, pero con determinación y esfuerzo, podemos lograr cosas maravillosas.


FIN